
Gente querida en el público, entre ellos mi terapeuta, que no conforme con aguantarme, decidió festejar su cumpleaños yendo a cenar a este exquisito lugar donde la comida catalana es la especialidad.
Morana bajó a la tierra y de nuevo subió a seguir creyendo en la vida, más enamorada de ésta que nunca. Muchas gracias por seguir haciendo que viva este personaje, y por supuesto infinitas gracias a mi compinche Carlos que siempre está dispuesto a compartir conmigo la escena.
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